Lo que ha llegado hasta nosotros de los firmantes de la donación del monasterio de San Román de Moroso al monasterio de Santo Domingo de Silos por la reina doña Urraca, se mueve entre la leyenda y la historia, entre la realidad y la ficción y, en cualquier caso, se desarrolla en una época de mentalidad, situación y formas de vida que nada tienen que ver con las nuestras.
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Marcos Hiráldez Acosta, Jura de Sta. Gadea, 1864, Palacio del Senado |
Para situarnos: la donación de Moroso a Silos se produce diez años después de la muerte de Alfonso VI (el de la jura de Santa Gadea y el destierro del Cid) y veinte años después de la muerte del Cid; su primo o sobrino Alvar Fañez ‘Minaya’, importante personaje del Cantar de Mio Cid es uno de los valedores de la reina Urraca; de hecho, según los anales de Toledo, murió en Segovia (1114) intentando sofocar una rebelión contra la reina (Salazar de Mendoza, Orígenes… 73). También los yernos de Alfonso VI, Enrique y Raimundo, son citados en el Cantar como jueces del pleito entre el Cid y los condes de Carrión:
3135 (“alcaldes sea
desto [……]
3135b el
conde don Anrich e el conde don
Remond”,
(también
citados en los versos 3496 y Raimundo en el 3208)
Los de Lara también tienen un cantar de gesta detrás, perdido, pero recogido parcialmente en la Crónica general, y sobre todo en el romancero: el Cantar de los siete infantes de Lara. El arzobispo Diego Gelmírez no tiene cantar, pero tiene una crónica escrita a su mayor honra y gloria, la Historia compostelana. Los dos primeros son pura literatura, la tercera una crónica, pero de las crónicas tampoco se extraen datos mucho más fiables; todas tienen detrás determinados intereses de determinados personajes o de los propios cronistas y los datos se filtran a través de su cristal. Las leyendas de doña Urraca se han convertido, con el paso del tiempo, en pura fantasía.
LA REINA Dª URRACA I DE LEÓN Y CASTILLA
Ego, URRACHA, prefata regina, hoc scriptum fieri mandaui et manu propria ac mente deuota roboraui (Signo)

Firma de Dª Urraca. Francisco
Carvalho Correia en Wikimedia Commons.
Urraca Iª de León y Castilla fue la primera mujer que reinó en España plenamente como reina y no reina consorte. Era aquella una época de misoginia pura y dura, nada extraño, pues, que la mayoría de las crónicas, las próximas a su reinado y las posteriores, todas elaboradas por clérigos, la despellejaran como la despellejaron.
La reina Dª Urraca según el tumbo A de la catedral de Santiago
«La reina empero, ansí como hera de la alta
nobleça e de sangre rreal e de gran fermosura, ansí avn era de gran prudençia e
de graçiosa fabla e eloquençia» (primera Crónica de Sahagún, p. 103)
Fue hija de Alfonso VI y su segunda esposa, Constanza de Borgoña. Nació a finales 1080 o principios de 1081, probablemente en León o Sahagún. Hija primogénita del rey y por tanto legítima heredera de la corona, por entonces y no tan entonces, a falta de hermano varón. Tuvo como hermanastras mayores, hijas de Alfonso VI y Gimena Muñiz o Muñoz ("concubina nobilísima", según el obispo Pelayo de Oviedo, "Amiga del rey" según el padre Henrique Flórez), a Elvira y Teresa con las que tuvo estrecha relación.
Parece que tuvo como ayo al conde Pedro Ansúrez (consejero y mayordomo de Alfonso VI, fundador de Valladolid y, según documento de 3 de junio de 1101, conde de Saldaña, Carrión y Liébana), como compañera de infancia a la nieta del conde, Estefanía Armengol, y probablemente como consejera a su tía Elvira, hermana de su abuelo. Por citarlos en alguno de sus documentos, conocemos el nombre de dos de sus maestros: uno un tal Pedro y otro Domingo Flacóniz, ambos presbíteros.
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Medalla conmemorativa de Dª Urraca y Raimundo de Borgoña |
En 1093, con solo doce o trece años (estaba prometida con él ya desde los cinco o seis), Urraca contrae matrimonio con Raimundo de Borgoña de unos 23 años, pariente de la reina Constanza, del poderoso Hugo, abad de Cluny, y hermano de Guido de Borgoña, futuro papa Calixto II, supuesto promotor del célebre Codex Calixtinus. Ese mismo año, muere su madre y Alfonso VI tiene un hijo varón, Sancho, con la concubina Zaida, nuera del rey taifa de Sevilla Al-Mu'támid, que algunos identifican con su cuarta y penúltima esposa Isabel. Alfonso VI pondrá todo su empeño en consagrar como heredero del trono al nuevo hijo varón; Urraca pasará así, durante un tiempo, de princesa heredera del trono de León a condesa consorte de Galicia, porque en 1094, doña Urraca y Raimundo se hacen cargo del gobierno de Galicia, donde se ejercitan en las tareas de gobierno y crean su propia corte, sin olvidar las tareas de repoblación que por esas fechas ocupan a los reinos de León y Castilla: Salamanca, Ávila, Segovia, Medina, Coca, Íscar y Cuéllar, entre otras, se repueblan bajo la dirección del matrimonio.
Dª Urraca y Raimundo tuvieron dos hijos, Sancha Raimúndez nacida entre 1094 y 1095 y Alfonso Raimúndez, futuro Alfonso VII, nacido el 1 de marzo de 1105, ambos confirmantes de la donación de Moroso.
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Alfonso VII según una miniatura del manuscrito ilustrado castellano "Compendio de crónicas de reyes". (Wikipedia) |
En 1096, se casa su hermanastra mayor, Teresa, con Enrique de Borgoña, primo de Raimundo, y recibe como dote el territorio entre el Miño y el Duero, germen del futuro Portugal. Es probable que los primos borgoñones contemplaran en algún momento un reparto del reino a la muerte de Alfonso VII; pero lo que ocurrió con la encomienda a las dos hermanastras y los dos primos de zonas de gobierno contiguas, fue un rosario de conflictos.
En mayo de 1107 Alfonso VI impuso el reconocimiento de Sancho como heredero y en septiembre o diciembre del mismo año muere Raimundo en Grajal de Campos, cerca de Sahagún. Urraca, que hasta el momento había ejercido el gobierno de Galicia a la sombra de su marido, se muestra decidida a ejercerlo personalmente, firmando como “Señora de toda Galicia” o “Emperatriz de toda Galicia”, aunque Alfonso VI y los nobles gallegos acuerdan que el señorío pase a su hijo el infante Alfonso Raimúndez, entonces de dos años, y condicionan el señorío de doña Urraca a que no vuelva a contraer matrimonio.
Sin embargo, la muerte de Sancho, el hijo varón del Rey, en la batalla de Uclés contra los almorávides (29 de mayo de 1108), da un vuelco a la situación, volviendo a colocar a doña Urraca en posición de legítima heredera del trono, derecho reconocido por su padre antes de morir el 1 de julio de 1109.
Discuten los historiadores si fue su padre antes de morir o los nobles del reino posteriormente quienes, a finales de 1109, por razones de estado y en contra de su voluntad, imponen a doña Urraca el matrimonio con el rey aragonés Alfonso I el Batallador, cuando la reina se inclinaba por casarse con el antiguo alférez de su padre, el conde Gómez González de la familia Lara.
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Alfonso el Batallador y Dª Urraca en el salón de los reyes del Alcázar de Segovia |
El matrimonio con el aragonés se manifestó de inmediato como un rotundo fracaso y su ruptura se convirtió en uno más de los motivos que provocaron los constantes enfrentamientos bélicos que llenaron los casi 17 años del reinado de Doña Urraca.
Efectivamente, Urraca y Alfonso se dieron pocos momentos de tregua en una guerra mitad personal y mitad dinástica, pero el entorno que les rodeaba puso mucho en incentivar el clima bélico: El alto clero, especialmente el vinculado a Cluny, encabezado por el arzobispo de Toledo, Bernardo de Sédirac, se opuso al matrimonio y blandió en su contra el lejano parentesco entre los contrayentes, por no citar la preservación de sus enormes privilegios, poco respetados por el aragonés; parte de la nobleza castellana temió perder privilegios en favor de los aragoneses y rechazó al cónyuge aragonés; una parte del clero y la nobleza gallegos, encabezados por el conde Pedro Froilaz y el poderoso obispo de Santiago, Diego Gelmírez, interpusieron al príncipe Alfonso (y la independencia de Galicia), a veces contra su madre, para mantener su estatus; Teresa y Enrique maniobraron todo lo posible por independizar e incrementar su territorio; la burguesía de las ciudades más florecientes, vinculadas al camino de Santiago, apoyaron al Batallador, deseosos de librarse del yugo clerical. Por si eran pocos los intereses encontrados, se añadía a ellos la constante presión desde el sur de los almorávides. El contraste de intereses, el permanente cambio de alianzas entre los intervinientes y el firme carácter y la ambición de la reina, una novedad en la Europa de su tiempo, convirtieron su reinado en un periodo convulso que cronistas e historiadores, hasta fechas recientes, han abordado como una especie de interregno entre los reinados de los Alfonso abuelo y nieto, cuyos embrollados episodios no merece la pena detallar.
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Reinos peninsulares en tiempos de doña Urraca 1109-1126 |
Sin embargo, doña Urraca reinó con todas las consecuencias: mantuvo la unidad del reino, y a Toledo, recién conquistada por su padre, dentro de él, frente a la presión aragonesa, la de su hermanastra Teresa, la de la nobleza gallega, las revueltas de algunas ciudades y el empuje almorávide; continuó acuñando moneda propia en el monasterio de Sahagún, como había comenzado a hacer su padre, lo que quiere decir que a pesar de lo agitado del reinado se mantuvo la actividad económica; otorgó fueros, realizó donaciones y permutas, como muestran los 124 documentos que recoge E. Lobato Yanes solo de su reinado o los 222 que recoge en su diplomatario C. Monterde Albiac. Es cierto que debió echar mano de los tesoros de algunas iglesias y monasterios para mantener sus permanentes campañas, de lo que se quejan amargamente los clérigos cronistas e incluso ella cuando tiene que devolver alguno de los tesoros expoliados. ¿Que cambió de aliados y enemigos cuando le convino, juramentos de lealtad por medio según las crónicas? En esto no se diferenció ni de sus aliados ni sus enemigos.

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Dinero de vellón emitido por doña Urraca con la efigie de la Reina poniendo de manifiesto su pretensión de soberanía única, hecho excepcional en aquellos momentos Foto: Miguel Ángel Camón Cisneros |
En el aspecto personal, el carácter violento y misógino de el Batallador y la resistencia de la reina al matrimonio con él, lo hizo calificarlo ante el conde Fernando [Pérez], según la Historia Compostelana, como matrimonio odioso y abominable con el tirano aragonés del que dice al conde:
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Dª Urraca I (Ayuntamiento de León) José María Rodríguez de Losada ca. 1892 Wikimedia Commons |
«Cuáles y cuántos oprobios, dolores y tormentos padecí mientras estuve con él, nadie los conoció mejor que tu prudencia, porque no sólo me deshonraba continuamente con palabras indecentes, sino que muchas veces mi cara fue rota por sus asquerosas manos y fui golpeada por su pie». (H. C. I, LXIV, 115, s.).
Una vez consumada la ruptura y tras la muerte de Gómez González en la batalla de Candespina (26 de octubre de 1110), que enfrentó a doña Urraca con el
Batallador, la reina mantuvo relación según unos y matrimonio secreto según otros, con el conde
D. Pedro González de Lara, con el que tuvo dos hijos: Elvira Pérez de Lara (c. 1111-c. 1174) y Fernando Pérez Furtado (
c. 1114-1156) Para apoyar su opinión de que hubo matrimonio secreto, Manuel Risco y H. Flórez citan una escritura en la que firman juntos la Reyna Doña Urraca, su hijo el Rey D. Alfonso, y el infante D. Fernán Pérez con estas palabras: "Fredenandus Petri minor filius". (5 de noviembre de 1123). En cualquier caso, esta relación generó muchas suspicacias en la nobleza leonesa y gallega, convirtiéndose en otro elemento de inestabilidad.
Murió doña Urraca en Saldaña el 8 de marzo de 1126, con aproximadamente 46 años; según la Chronica Adefonsi Imperatoris de parto, afirmación que muchos biógrafos cuestionan dada la edad, para la época avanzada, de la reina. Su cadáver fue trasladado a la ciudad de León, donde recibió sepultura en el Panteón de reyes de San Isidoro, recuperando así la tradición de los reyes de León de ser sepultados allí, tradición que había roto su padre, Alfonso VI, sepultado junto a la mayoría de sus esposas en el Monasterio de San Benito de Sahagún.
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Arco de San Benito, Sahagún
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Lleváronla á sepultar á San Isidro de León, donde persevera con retrato de baxo relieve en la piedra superior del sepulcro, y trage arto diferente (dice Sandoval) del que agora se usa. Yo tengo copia puntual del trage con que se halla en aquel sepulcro: pero como allí se figura muerta, nos ha parecido más conveniente ofrecer su retrato, como se halla en la Santa Iglesia de Santiago en un pergamino de Donación, hecha por la misma Reyna: y esta Donación es la que denota la lista de pergamino, que tiene en la derecha. Adorna su cabeza, cuello, y pecho la Toca: acaso por ser viuda. La manga en punta se vio en los retratos precedentes. Los zapatos parecen cortados en nuestros días. El Epitafio de León, vuelto en Castellano dice así:
La Reyna Urraca , madre
de Alfonso Emperador,
hija de Alfonso el Bueno,
yace en este sepulcro laboreado.
A once veces ciento
seis veces diez y quatro
añade: esa es la Era
en que murió por Marzo,
Era 1164 A 1126.
(H. Flórez, Memorias
de las reynas cathólicas T.I pp. 270, s.)
Hoc Urraca jacet pulcro Regina Sepulcro,
Regis Adefonsi filia quippe honi,
Et mater Imperatoris Adefonsi.
Undecies centum decies sex quatuor annos,
Martio mense gravi cum moritur, numera,
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Busto de Dª Urraca en la Plza. de S. Marcelo, León |
ADEFONSUS rex, filius prenominate regine, confirmat.
Alfonso Raimúndez segundo hijo de Dª Urraca y Raimundo de Borgoña, hermano de doña Sancha Raimúndez, futuro Alfonso VII el Emperador, nació en Caldas de Reis el 1 de marzo de 1105, contaba por tanto con catorce años cuando confirma esta donación de su madre; su presencia en Silos no deja de resultar un tanto extraña porque ya en 1116 su madre le había encargado el gobierno del territorio al sur del Duero (en un hábil movimiento con el que se quitaba de encima las intrigas de los nobles gallegos y el arzobispo de Santiago en nombre de su hijo), y Alfonso VII había tomado posesión de Toledo sustituyendo al Batallador.
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Alfonso VII con su escudero (dcha.), sus hijos Sancho III y Fernando II (izda.) en el centro el abad destinatario de la donación en un pergamino de época. Hispanic Society de Nueva York |
Las relaciones madre/hijo no debieron ser tan tormentosas como se suele proclamar, más bien parece que el ayo del futuro rey, Pedro Froilaz, conde de Traba, un grupo de nobles afines y el obispo de Santiago, Diego Gelmírez, en defensa de sus respectivos estatus, están tras los enfrentamientos que hubo entre madre e hijo incluso desde antes de la proclamación de este como rey de Galicia por aquellos (1111). La presencia en la confirmación de esta cesión de los dos hijos y la hermana de la reina es la mejor prueba de que doña Urraca mantuvo unas relaciones familiares tradicionales que contradicen la imagen de liviandad y frivolidad que de ella se ha querido transmitir.
Infantisa domna SANCIA, regine germana, confirmat.
La infanta doña Sancha Alfónsez (c. 1102-c. 1125), hermanastra de Dña. Urraca e hija de Alfonso VI e Isabel de Francia, cuarta de las cinco esposas y dos concubinas del rey, según unos historiadores, y de la musulmana Zaida, llamada Isabel tras su bautismo, según otros, fue la primera esposa de Rodrigo González de Lara, hermano de Pedro González de Lara, conde de Liébana, con quien tuvo a Fruela Rodríguez; Pedro Alonso Rodríguez de Lara; Elvira Rodríguez de Lara y Rodrigo Rodríguez de Lara. Casó a la muerte de aquel con el conde Ermengol VI de Urgel, con quien tuvo a Urraca y posiblemente a Sancha Rodríguez.
Doña Sancha figura desde niña, con su hermana Elvira, en la corte de doña Urraca con la que ambas debieron tener una estrecha relación; ambas estuvieron también, al menos hasta sus respectivos matrimonios, a cargo del Infantado que abarcaba la Tierra de Campos, el valle del Torío, Covarrubias, el Bierzo y Asturias; en una escritura leonesa de 7 de junio de 1114 se señala que ambas regían en monasterio de S. Pelayo en León.
Infantisa domna SANCIA, regine filia,
confirmat.
La infanta doña Sancha, hermana de Alfonso VII
La infanta Sancha Raimúndez, hermana de Alfonso VII El Emperador, fue la primogénita del matrimonio de doña Urraca y Raimundo de Borgoña. Nació antes de 1095 y al parecer por voluntad de su abuelo materno, Alfonso VI, habría sido entregada para su educación a una hermana de éste, la infanta Dña. Elvira según se asegura en el testamento de esta del 11 de noviembre de 1095, que disfrutaba de una cuantiosa fortuna en tierras y posesiones de toda índole, como señora del extenso Infantado que había compartido con su hermana Urraca. Dice Lucas de Tuy:
Y tenía el rey Alfonso muy noble hermana, que auia nombre Sancha, la qual, desde la hora que fue confirmado por rey de los leoneses y Castellanos, hízola assentar consigo y mandola llamar reyna. Esta muy sabia reyna Sancha en quanto biuió quedó virgin y llamose esposa del muy sancto confessor Ysidro, afermosando con muchas noblezas las yglesias de Christo y hedificando monesterios y criando los pobres de Christo. (Chronicon Mundi, [Crónica de España], ed. J. Puyol, Madrid: Real Academia de la Historia, 1926, pp. 391-392)
Tras el hallazgo de su testamento en el archivo de la catedral de Segovia los expertos creen probable que su maestro fuese Pedro de Angen, obispo de dicha ciudad, tío de otro Pedro de Agen obispo de Palencia.
Doña Sancha crio y educó a la hija de Alfonso VII y su concubina Gontroda: Urraca, que será esposa del rey García de Navarra y a otras hijas de nobles. Como dice Lucas de Tuy permaneció soltera; su posesión del Infantado y la distinción de su hermano Alfonso VII declarándola ‘reina’, título del que usó hasta su muerte, le otorgó un inmenso poder y una enorme influencia en los asuntos políticos del reinado, en el patronazgo de instituciones religiosas como la colegiata de S. Isidoro de León y en el control de las órdenes militares con las que mantuvo una estrecha relación especialmente los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, a los que cedió entre otros el monasterio de Wamba, Valladolid; Santa María de Olmedo y San Juan de Olmedo en Siero, Asturias. Los caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén tuvieron priorato en San Juan de Raicedo y dominio de Santa Águeda; su cruz patada rodea la ventana del ábside y coronaba la espadaña de San Román de Moroso.
Con toda probabilidad es a la hija de la reina a la que se debe la fundación de San Pantaleón de la Hoz, llamado en aquellas fechas San Pantaleón de la Orden, quizá debido a que era atendido por la Orden de los Caballeros Hospitalarios, un modesto hospital enclavado en la Media Hoz, junto al Besaya, destinado a atender leprosos, y en cuya iglesia el prior debía hacer decir, todos los meses, una misa por la fundadora.
XEMENO LOPEZ, dapifer regine, confirmat.
De este Gimeno López dice el obispo Prudencio de Sandoval en relación con una donación de doña Urraca al Monasterio de San Isidro de Baños de cuatro de julio de 1117:
Ximeno López, Dapifer Reginae, que es que servía de llevar la comida á la Reyna, lo que agora dicen Gentil-hombre de boca (Historia de los reyes de Castilla y de León, T. II doña Urraca y don Alonso séptimo, Madrid, 1792, p. 55)
Según E. Lobato Yanes, p. 59 s., Jimeno López aparece en diversos documentos de la reina entre 1114 y 1116 al menos como perteneciente a la 'schola regine' y entre 1114 y 1124 unas veces como dapifer y otras como mayordomo. Salazar de Mendoza también cita a un Ximeno López mayordomo de palacio (fol. 36, v.) Reilly lo hace proceder de una familia vizcaína de Ayala, Hermano de Pedro López de Haro, asiduo en la corte de doña Urraca, y de Lope López, también mayordomo de la reina, favorable al rey leonés Alfonso VI. Según el mismo autor cultiva relaciones con Alfonso el Batallador, lo que resulta raro siendo acompañante de Dª Urraca hasta 1124, cuando leonesa y aragonés eran enemigos manifiestos.
GARSIA INNIGUEZ confirmat.
García Íñiguez parece haber sido uno de los asiduos de la corte de doña Urraca. En los documentos del reinado se le menciona tres veces en la "schola" y algunas más en los documentos de la reina (Lobato Yanes, 67)
PETRUS GONSALVI, comes, confirmat.
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Escudo de armas de los Lara |
El conde Pedro González de Lara, primogénito del conde Gonzalo Núñez, de la poderosa familia de los Lara cuyo solar lindaba con Covarrubias, no lejos de Silos, y de Goto Núñez, quien gozaba de la privanza de la reina, ya había destacado como militar al lado de Alfonso VI, entre otros en el cerco de Zaragoza y en las campañas en Andalucía.
Es posible que acudiera a la Primera Cruzada acompañando a la infanta Elvira, hija de Alfonso VI y a su marido Raimundo de Saint-Gilles, conde de Toulouse, según se señala en El Victorial. Es seguro que fue alférez de Alfonso VI entre 1107 y 1108 y por estas fechas debió acceder a la dignidad condal. El 30 de mayo de 1108 en la batalla de Uclés murieron el infante D. Sancho y el conde García Ordóñez; Dª Urraca se convertía en heredera de Alfonso VI y la viuda de García Ordóñez, la condesa Eva, en esposa de Pedro González de Lara, la condesa Eva vivía aún en 1147.
Según Salazar de Mendoza:
El Conde Don Pedro González de Lara, llamado en algunos privilegios Conde de Lara, y en otros D. Pedro de Lara Conde. Fue hijo de Don Gonzalo Nuñez, Conde y Señor de Lara: casó con Doña Eva Pérez, hija del Conde Don Pedro de Trava, gran Señor en Galicia. Fue muy privado y favorecido de la Reyna. (Origen, 90)
Con dicha Eva Pérez de Traba (hija del conde Pedro Froilaz y Mayor de Urgel –hermana de Estefanía Armengol– y hermana de Fernando de Traba, según unos, e hija de Aimerico, vizconde de Rochechouart, según otros), tuvo a Manrique Pérez de Lara, que fuera alcaide de Toledo, Alférez de Alfonso VII, tutor de Alfonso VIII y regente del reino durante la infancia de este.
Pedro González de Lara actuó como alférez de la reina Urraca al menos a partir de 1109, pero sus relaciones con Dª Urraca no se limitaron al apoyo militar; Pedro González participó con su primo Gómez González, antiguo pretendiente de doña Urraca, en el rescate de la reina de el Castellar donde la había encerrado su marido Alfonso El Batallador. Tras la muerte del conde Gómez González en la batalla de Candespina (1111), Pedro González de Lara pasó a ocupar la privanza de la reina con la que pensó, según unos, en contraer matrimonio y, según otros, lo contrajo en privado lo que provocó la airada reacción de la poderosa familia de su primera esposa y sus vasallos que lo sitiaron en el castillo de Monzón de Campos y lo encerraron después en el castillo de Mansilla.
Pedro González de Lara tuvo dos hijos con la reina doña Urraca: Elvira (ca. 1111) que casó con don García Pérez de Traba y Fernando Pérez (ca.1114) que desempeña cargos importantes en los reinados siguientes.
El conde, según Sandoval, acompañaría a la reina con ocasión de la firma a la celebración de la fiesta de san Benito en Silos, muy cerca del solar familiar, el 21 de marzo de 1119
á 21 de Marzo fue la Reyna de Arlanza al Monesterio de Santo Domingo donde quiso hallarse a la fiesta de San Benito con las Infantas, y Caballeros dichos, que el Conde Don Pedro de Lara debía de traer la Reyna por aquella tierra, por ser donde el tenía la Tenencia de Lara, y Señorío, (Sandoval, 62)
A la muerte de Dª Urraca, los hermanos Pedro y Rodrigo de Lara, parte de cuyas tierras lindaban con las de Alfonso el Batallador se negaron a socorrer a Alfonso VII cuando se enfrentó al aragonés para asentar su posición en Castilla y posteriormente negociaron con el Batallador por lo que fueron apresados en tierras palentinas por nobles partidarios de Alfonso VII y trasladados a León, donde debieron renunciar a sus posesiones.
Refugiado junto a Alfonso el Batallador acude con este al asedio de Bayona donde reta en una justa al conde de Tolosa Alfonso Jordán, nieto de Alfonso VI; en el enfrentamiento es derribado del caballo y muere el poco tiempo a consecuencias de las heridas recibidas.
El referido Conde Don Pedro no era afecto al Rey hijo de Doña Urraca, y pasándose al partido de Aragón, después de la muerte de la Reyna, tuvo allá un desafío con el Conde D. Alfonso Jordán (hijo de Elvira –hija a su vez de Jimena Muñoz concubina de Alfonso VI– y de Raimundo de Tolosa que le hirió con la lanza, y murió de la herida pocos días después, como refiere en el año de 1130 la Chronica Latina de D. Alfonso VII. (Henrique Flórez, Memoria de las reinas católicas T. I p. 262)
RODERICUS
GONSALVI confirmat.
Rodrigo González, conde de Liébana en las Asturias de Santillana, hermano de Pedro González de Lara, casó con la infanta doña Sancha, hija de Alfonso VI e Isabel de Francia según unos y de la mora Zaida, Isabel de cristiana, según otros (E. Lobato Yanes, 70) hermanastra, por tanto, de la reina. Su segunda esposa, (Sánchez de Mora 97 y 99) fue Estefanía Armengol, viuda de Fernando García de Hita con la que se casó en 1135 (del 6.IX.1135 data la carta de arras). En la nota (2), p. 45 de su transcripción de la cesión de Moroso a Silos dice Férontin:
Rodrigo González, gran señor de las Asturias, fue gran cavallero contra Moros y passó á la conquista de la Tierra Santa, donde se señaló mucho. Allá murió y edificó un castillo cerca de Ascalón.
Amós de Escalante recoge en Costas y montañas la leyenda de este personaje que en algún momento reproduciremos.
Rodrigo González, tras la muerte de Dª Urraca y los desencuentros con Alfonso VII, se refugió en Liébana pero, como su hermano, fue apresado y desposeído de sus tierras, aunque el rey intentó posteriormente atraerle a su partido por todos los medios; así dice Salazar de Mendoza:
El octavo Alcayde de Toledo fué el Conde Don Rodrigo González, gran señor de Asturias de Santillana: casó con la Infanta Doña Sancha, hija del Rey Don Alonso de Toledo, y de la Reyna Doña Isabel. Este casamiento se hizo, y la Tenencia se le díó al Conde en orden á reducille al servicio del Emperador. También se le díó el gobierno de Estremadura, que era entonces toda aquella tierra desde Soria por el rio Duero abaxo. Siendo Alcayde entró por Sierra Morena hasta Sevilla, y mató al Rey de aquella Ciudad, y volvió a la de Toledo triunfando, y con muchos despojos que repartió entre los que se hallaron en esta ocasión. Cuéntase también de este Conde que fué en romería á la Tierra santa, y que labró cerca de Ascalon un castillo, y que por esta jornada dexó la Alcaidía. (Origen, 79, s.)
El Conde Don Rodrigo González, gran Señor en Asturias, dicen fué uno de los Jueces del Cid: no lo afirmo, porque creo que fué otro de los Cisneros. También dicen que este Conde Don Rodrigo casó con la Infanta Doña Sancha , hija del Rey Don Alonso, que ganó á Toledo. Anduvo muy desavenido del Emperador, y redúxose á su servicio, y para aplacarle dióle el gobierno de Toledo, con título de Capitán General de la caballería Toledana. Fué gran caballero contra Moros, y pasó á la conquista de la Tierra Santa, donde se señaló mucho. Allá murió, y edificó un castillo cerca de Ascalon. (Origen, p. 95)
FERNANDUS GARSIE maior confirmat.
FERNANDUS GARSIE minor confirmat.
Ubicar a estos dos Fernando García, mayor y menor, resulta complicado, por la dificultad de identificar a cada uno de ellos y por saber de quien se dice mayor y de quién menor. Ambos vuelven a aparecer juntos el 2.IX.1125 firmando un intercambio entre Silos y Pedro González de Lara.
Salazar de Mendoza habla de dos Fernando García:
Fernán García fué de los de Villamayor, hermano de Juan García Señor de Villamayor, y abuelo de Fernán García de Villamayor, todos Ricos-Homes.
Otro Fernán García de Fita ó Hita por haber tenido en feudo la Villa y castillo de Hita, confirmaba en tiempo de la Reyna. (Origen, 91)
Sin entrar en más distingos, se puede afirmar que uno de los cofirmantes de que tratamos es Fernando García de Hita, pero como se recoge en la Wikipedia, su filiación ha sido siempre objeto de debate entre historiadores y genealogistas.
Algunos sostienen que fue hijo natural del rey García de Galicia, pero él nunca se autodenomina hijo de rey en la documentación de la época. Según Jaime de Salazar y Acha, fue hijo del conde García Ordóñez y la infanta Urraca Garcés, hija legítima del rey García Sánchez III de Pamplona y de la reina Estefanía, lo cual confirmaría la ascendencia de la casa real pamplonesa que la mayoría de los historiadores adscriben a la Casa de Castro.
El autor se apoya, entre otras, en una cita del cronista musulmán Ibn Abi Zar en su obra Rawd al-Qirtas: «Supo el emir Mazdali que Ibn al Zand Garsis (hijo del conde García), señor de Guadalajara, sitiaba Medinaceli y se dirigió contra él», constando en la documentación que Fernando García fue señor de dicha ciudad durante los años 1107 y 1110. En 1119 recibió Uceda e Hita de Urraca I de León.
Otro argumento que apoya dicha filiación es el hecho que tuvo un hermano, que sería hijo ilegítimo, llamado Fernando García el Menor quien figura en la documentación con el apodo «Pellica» que parece significar «bastardo», derivado de «pellicatus», o sea, adulterio. Según Salazar y Acha, era una típica costumbre de la dinastía pamplonesa el poner a dos hermanos, uno legítimo y otro bastardo, el mismo nombre, lo cual apoya aún más su hipótesis sobre la filiación de Fernando García de Hita.»
De Fernando García de Hita mayor dice Lobato Yanes, 70:
Fernando García de Hita ocupa el cargo militar de acalde de Medinaceli y Guadalajara; su matrimonio con Estefanía de Armengol [nieta de Pedro Ansúrez, tutor de doña Urraca, ambas se educaron junta en su infancia y mantuvieron una estrecha amistad], el matrimonio debió tener lugar en 1119 (Sánchez de Mora 99) fortalece aún más los lazos de unión y fidelidad con la reina. Su labor militar es importante, ya que por estar establecida en el Transduero y N.E. de Toledo, doña Urraca pudo llevar a efecto en 1124 la conquista de Sigüenza.
Este Fernando García de Hita parece ser el confidente a quien, según la Historia Compostelana, confiesa doña Urraca las vejaciones y golpes recibidos del Batallador y el que en negociaciones con el conde Enrique de Borgoña había logrado separarlo del Batallador pero sin evitar el desastre de Viadangos. El mismo al que se refiere Henrique Flórez:
La afligida Reyna llamó para su consuelo al Conde D. Fernando, y siguiendo el consejo de éste, se puso en manos del Obispo de Santiago (Memoria de las reinas católicas, 243, s.)
Y debe ser el mismo al que se refiere Sandoval: (Orígen, 62)
á. 22 de Febrero [año 1119] la Reyna Doña Urraca confirmó un trueque que el Monasterio de Arlanza había hecho con el Rey Don Alonso su padre por el lugar de Xaramíllo, hallábanse con la Reyna su hijo el Rey Don Alonso, la Infanta Doña Sancha su hija, la Infanta Doña Sancha hermana de la Reyna, y el Conde Don Pedro González de Lara, Fernán García su Merino, Don Bernardo Arzobispo de Toledo, Pedro Obispo de Palencia, Diego Obispo de León…
Hijo de Fernando García y Estefanía Armengol es Pedro Fernández primer Maestre de la Orden de Santiago (Sánchez de Mora, 166). También son hijos de Fernando García de Hita: Gutierre, casado con Toda Díaz y Rodrigo Fernández de Castro, casado con Elo Álvarez, hija de Alvar Fáñez y nieta de Pedro Ansúrez.(Ibid., 440)
BERNARDUS, Toletane ecclesie archiepiscopus, confirmat.
Bernardo de Sédirac o Sauvetat fue uno de los monjes cluniacenses franceses que llegaron a León seguramente traídos por la reina Constanza, segunda esposa de Alfonso VI y hermana del poderoso Hugo, abad de Cluny, para extender las reformas gregoriana, impulsada por Gregorio VII, y cluniacense.
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Catedral de Toledo |
Desde su llegada, ejerció una gran influencia en la política Leoneso/Castellana, primero como abad del poderoso Monasterio benedictino de Sahagún y consejero real y, tras la conquista de Toledo, como arzobispo de dicha ciudad, primado de la iglesia española y legado pontificio. Desde esta posición se mostró intransigente con los musulmanes toledanos a los que Alfonso VI había consentido mantener su mezquita mayor que Bernardo convirtió en catedral; se enfrentó a las pretensiones de Diego Gelmírez por la primacía de las respectivas diócesis, al obispo de Burgos Gimeno por mantener su autonomía respecto a Toledo, a Tarragona por la primacía de las iglesias de la península y logró de Urbano II que las diócesis de Oviedo, León y Palencia se convirtieran en sufragáneas de la de Toledo. Su controvertida personalidad lo convirtió en protagonista de una violenta sátira conocida como La Garcineida.
Don Bernardo fue uno de los más destacados apoyos de doña Urraca frente a Alfonso el Batallador, que lo expulsó de la silla episcopal por varios años, pero sobre todo perteneció al partido de Alfonso VII del que se convirtió en tutor cuando su madre lo puso al frente del reino de Toledo. Falleció en dicha ciudad en abril de 1128.
DIDACUS, ecclesie Beati Iacobi
episcopus, confirmat.
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Diego Gelmírez ante Fruela Alfonso y Pedro Muñiz. Manuscrito Tumbo de Toxosoutos (siglo XIII). |
Se trata de Diego Gelmírez (ca.1068-1140), 'secretario' de Raimundo de Borgoña y doña Urraca entre 1090 y 1094, canónigo de la iglesia compostelana y después obispo de la misma desde 1101; personaje muy influyente no solo en la política compostelana de la época, sino también en el reino leonés y en la Iglesia de su tiempo.
Desde sus puestos, siempre cercanos al poder tanto político como religioso, consiguió convertir a Santiago en un poderoso señorío eclesiástico; el 16 de diciembre de 1105 consiguió que el conde de Galicia, Raimundo de Borgoña, confirmara y ampliara los antiguos fueros de Compostela otorgados por el rey Ordoño II en el año 911. el 27 de febrero de 1120 conseguía del papa Calixto II –que da nombre al Codex Calistinus–, precisamente hermano de Raimundo de Borgoña, una bula papal que hizo realidad uno de los sueños de Diego Gelmírez: que el título del arzobispado correspondiente a Mérida y que se encontraba vacante al estar la región ocupada por los musulmanes, fuese trasladado a Compostela. Se convertía así, gracias a su cercanía a los cluniacenses y a Roma, en el primer arzobispo de Santiago y sus objetivos de convertir su sede en una de las más importantes de la cristiandad avanzaban con paso firme, tanto en el ámbito eclesiástico como en el del poder temporal.
Su engrandecimiento del señorío compostelano no estuvo exento de enfrentamientos con los ciudadanos, como el que le obligó a refugiarse en la torre de la catedral en la que estuvo a punto de perder la vida.
Con la reina doña Urraca mantuvo, a lo largo de toda su vida, una complicada relación con muchos altibajos en la que utilizó con frecuencia a su hijo, el futuro Alfonso VII, interesadamente. Cuando ésta falleció en 1126, y le sucedió su hijo Alfonso, el primero de la dinastía borgoñona constituida a raíz del primer matrimonio de la reina con Raimundo de Borgoña, Gelmírez creyó que el trato familiar que mantenía desde niño con Alfonso –criado en Galicia en casa de don Pedro Froilaz, conde de Traba y principal noble gallego– favorecería la primacía de Santiago sobre todas las otras sedes del reino, y que el señorío catedralicio se vería aumentado con la generosidad del monarca para con la iglesia más importante de su tierra natal, en la que había sido bautizado, educado, armado caballero e incluso coronado rey (1111), en un extraño episodio de los muchos que jalonaron la tortuosa relación de doña Urraca con Gelmírez. Sin embargo, el nuevo rey llegó a imponer a Santiago el pago de impuestos a la corona.
Cierto es que el arzobispo vivió aun catorce años en los que consiguió numerosas prebendas del rey, entre ellas la de emplear en toda Galicia la moneda que acuñara, pero su pretensión de hacer de la catedral compostelana el lugar de enterramiento de la familia real no se vio satisfecha completamente. Alfonso VII le prometió ya en 1127, recién llegado al trono, que se sepultaría en la catedral compostelana, en la que ya estaba enterrado su padre, Raimundo de Borgoña –no así su madre, Urraca, enterrada en León– pero la promesa no llegó a concretarse.
Diego Gelmírez tuvo un importante papel como impulsor de la construcción de la catedral de Santiago, comenzada en 1075 bajo el obispado de Diego Peláez, y el palacio anejo que lleva su nombre; la Historia compostelana (o hechos de D. Diego Gelmírez, Primer Arzobispo de Santiago, también patrocinada por él) sitúa la colocación de la última piedra en 1122 y su consagración en 1128, sin embargo su consagración definitiva, con la que se dan por finalizadas las obras, no tiene lugar hasta 1211.
PETRUS, Palentinus episcopus, confirmat.
«A Pedro, obispo de Palencia, lo vemos en la corte desde el comienzo del reinado (Confirma ya el 5 de octubre de 1109) hasta los momentos finales del poder de la reina. Es firme partidario de esta en su carácter de reina propietaria, oponiéndose por esta causa al Batallador, quien lo hace preso, según la Historia compostelana» (Lobato Yanes, 74). Junto con el obispo de Toledo, Bernardo, y el de León, Diego, son los altos representantes del clero fieles a doña Urraca.
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Crucería de la catedral de Palencia |
Pedro de Agen, en la región de la Nueva Aquitania, es uno de los monjes cluniacenses traídos a España por Bernardo de Sédirac, arzobispo de Toledo, del que hemos hablado más arriba, que llegarían a copar las sedes episcopales de la península a finales del siglo XI y comienzos del XII. Sin ir más lejos, con este Pedro llegaron entre otros: su hermano Bernardo que sería obispo de Sigüenza y su tío Pedro que lo sería de Segovia.
Pedro fue elegido obispo en 1108 o 1109 y tras el matrimonio de la reina con Alfonso de Aragón, este lo mantuvo preso en el castillo de Castrojeriz al menos hasta 1113. Su fidelidad le valió varias donaciones de doña Urraca y después de su hijo Alfonso VII. Murió en Palencia en 1139 y fue enterrado en su catedral.
DIDACUS, Legionensis presul, confirmat.
Diego, obispo de León, es, de los cuatro obispos firmantes, el más próximo a la reina, a juzgar por los acuerdos, permutas y donaciones existentes entre ellos y las buenas relaciones que guardan la reina y el obispado leonés; tanto es así que la reina firma el testamento del obispo a favor de la sede de León de 8 de enero de 1116.
Era sobrino de su predecesor don Pedro. Su ejercicio como obispo se atestigua documentalmente desde 1113, aunque Manuel Risco (España Sagrada, XXXV, 157) lo sitúa como obispo entre 1112 y 1130. No deja de ser curioso que en esta confirmación no se le denomine obispo como a los tres anteriores, sino 'jefe' o 'cabeza de'.
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Catedral de León |
Sus dieciocho años de obispado comenzaron con la breve expulsión de la sede por Alfonso el Batallador en los comienzos del enfrentamiento de este con su esposa doña Urraca y la usurpación de la sede por don Mauricio Burdinno obispo de Braga y futuro antipapa Gregorio VIII, suspendido por el papa Pascual II.
Don Diego cambió la regla monástica que hasta su pontificado regía para los canónigos en la catedral de León por un régimen que la equiparaba al resto de las catedrales, distribuyendo monasterios, iglesias y lugares entre obispos sufragáneos y canónigos, para asegurar su mantenimiento. Quizá debido a esta reforma se le acusó de haber recibido, él y su familia, de su tío y predecesor don Pedro, el dinero que este había recibido de Alfonso VI para los pobres, conflicto en el que debió intervenir la reina que en la misma escritura dona al obispo Villadangos y Villavelidiz en pago por algunos préstamos que ha recibido del tesoro de la catedral.
El obispado de don Diego había comenzado mal y mal termina. El cuatro de febrero de 1130 se celebra concilio en Carrión presidido por el cardenal Humberto, delegado papal, con asistencia entre otros de Gelmírez. Según Manuel Risco, nunca se publicaron sus actas, pero se dice que se depuso a los obispos de León, Salamanca y Oviedo. La causa se ignora por desconocer las actas y aunque la referida historia dice que la deposición fue Justificada, se puede presumir que el motivo fue su dictamen acerca de la nulidad del matrimonio del Rey Alfonso VII y Doña Berenguela. (España sagrada XXXV, 181). Se consideraba inválido el citado matrimonio por el grado de parentesco de Berenguela y Alfonso por parte de los reyes de Castilla y los condes de Barcelona, algo semejante a lo ocurrido con doña Urraca y Alfonso de Aragón. Supone Risco que tal deposición tuvo como mentor principal a Gelmírez al que previamente el rey había pedido que se mostrara favorable a su matrimonio.
Después del concilio no vuelve a tenerse noticia de D. Diego que por influencia de Gelmírez fue sustituido por D. Arias, cardenal y canónigo de la iglesia de Santiago.
XEMENO, Burgensis electus, confirmat.
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Catedral de Burgos |
El obispado de este don Gimeno o Simón III, obispo electo de Burgos, no ha estado exento de polémica; precisamente la confirmación de esta donación deja claro que se le eligió como obispo al menos en 1119, cronología que se discutía; sin embargo, la revuelta situación que Vivían Castilla, León y Aragón en aquellos momentos y, según Flórez, la oposición a su elección de Alfonso el Batallador que ya antes había intentado que se eligiera obispo a su hermano Ramiro, monje en el monasterio francés de San Ponce de Tomeras, que luego le sucedería en el trono como Ramiro el monje, impedían al obispo electo acudir a Roma para su consagración por el papa; incluso impidió que se pudieran reunir los obispos de Palencia, Oviedo, León y Salamanca, a los que el papa Calixto II había comisionado para la consagración del obispo electo.
Gimeno permaneció, pues, como obispo electo, pero no consagrado, hasta que tres días después del Concilio celebrado en Compostela el 20 de abril de 1124, Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago, y los obispos de Astorga, Mondoñedo, y Porto lo consagraron recibiendo el juramento de obediencia, y fidelidad en nombre de la Santa Sede. D. Gimeno ejerció como obispo hasta su muerte en 1139.
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Ábside de S. Facundo, Silió |
D. Gimeno tuvo mucha relación con el Valle de Iguña. En 1120 doña Urraca le dona el «Monasterio de Valdeguña, consagrado á S. Facundo» (Flórez, España Sagrada, T. XXVI, 249), que no es otro que el de Silió.
Es él el que consagra la iglesia de S. Lorenzo de Pujayo (la iglesia románica que actualmente se halla en la finca de los Silió en el Portalón, Molledo, al pie de la carretera),
«El obispo don Semeno consagró esta iglesia de San Lorenzo en la era de 1170 (año 1132) las calendas de julio (21 de junio)»
dice una de las inscripciones de la iglesia, la misma a la que se hace referencia en la donación de Moroso a Silos como Sancti Laurentii de la Barcena» San Lorenzo de la Bárcena; César Silió, que realizó el traslado, dice que la iglesia se hallaba más cerca de Bárcena que de Pujayo, según recoge García Guinea.
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Inscripción en la iglesia de S. Lorenzo de Pujayo
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Iglesia de S. Lorenzo de Pujayo en Molledo |
H. Flórez recoge una escritura de donación de Alfonso VII (España sagrada, T. XXVI, apéndice XVI, p. 472, ss.) a Gimeno, sus canónigos y sus sucesores, de la iglesia de Sasamón el monasterio de S. Cristóbal de Bárcena de Ebro
Y la iglesia de Sta. Leocadia del Valle de Iguña con sus tierras, sus árboles frutales y no frutales, molinos, dehesas, ganados y con todas las cosas que a ella pertenezcan y el monasterio de San Jorge con todas sus tierras anejas cultivadas y sin cultivar, árboles frutales y no frutales, montes, fuentes, prados, ganados, huertos, pesquerías, molinos, solares poblados o por poblar por sus antiguos límites a donde puedan llegar, como fue en tiempos de mi abuelo el rey Alfonso de grata memoria.
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Iglesia de Sta. Leocadia de Helguera |
La iglesia de Sta. Leocadia que menciona la escritura no es sino la iglesia de Helguera, la gemela de San Román de Moroso. Desconozco qué San Jorge es el mencionado, que por falta de nueva indicación geográfica parece referirse a alguno situado también en el valle de Iguña; no puede tratarse del San Jorge de Las Fraguas (Sancti Georgii de Collantes) que es iglesia dependiente de San Román de Moroso, según indica la escritura de donación.
FERNANDUS PETRI confirmat.
Los Fernando Pérez que aparecen en los documentos de la época de la reina son muy numerosos, tanto el nombre como el apellido eran muy corrientes. Ya en 1087 aparece un Fernando Pérez como firmante de la donación de Gonzalo Núñez y Goto al monasterio de san Millán de 2/3 del monasterio de San Martín de Marmellar. Entre otros firmantes de documentos del reinado de doña Urraca se cita a un Fernando Pérez tenente en Baró y Cellorigo (2.VI.1120); un Fernando Pérez firmante de un documento concejil el 14.IV.1222; o Fernando Pérez tenente de Mudá y Cervera que aparece en un documento privado de 1.XI.1125.
Es muy improbable que se trate del hijo menor de la reina y Pedro González de Lara que entonces tendría cinco años, aunque ya aparece en un documento de Vermudo Pérez (9.XI.1123) firmando como Fernandus Petri minor filius.
Creemos que lo más probable es que se trate del Fernando Pérez mencionado por Manuel Risco (España Sagrada T. XXXV, p. 164) como suscriptor en último lugar de una escritura de 12.X.1113, caracterizado como «canónigo de Santiago y de León, notario de la Reyna»
PETRUS BELAZQUEZ confirmat.
Citado por Salazar (fol 36 v.) entre los ricos homes confirmantes del periodo, pero no ofrece ninguna información más.
PETRUS VINCENTII, notarius regine, scripsit.
Pedro Vicéntez que firma, no sabemos muy bien si como notario estrictamente, como amanuense del documento o en ambos sentidos, figura en ese 'cargo' a partir de estas fechas en otros documentos.
Notarios y escribanos de la reina suelen proceder del cabildo de Santiago, la iglesia de Palencia y los conventos de Sahagún. De este en un documento de la condesa Mayor Pérez, 3.VI.1124 se dice que es canónigo de la sede palentina.
CIDI testes
Puede tratarse de Pedro Cid, señalado como uno de los confirmadores durante el reinado de Alfonso VII el emperador. (Origen, 102) o de Fasina o Villa Facinas que aparece en otros documentos como integrante de la 'schola regine'.
Tampoco Salazar de Mendoça encuentra quién puede ser este otro Miguel Cidi, gobernador de Toledo (Origen fol. 37 v°, y p. 79) donde dice que «el quarto Alcayde de Toledo fue otro Rico-Home, que confirma con el nombre y patronímico de Miguel Cidiz: no he podido averiguar quién fuese») «Miguel Cidis, o Díaz, príncipe de la milicia toledana, fue alcaide de Toledo y con este título confirmó muchos privilegios» (fol.39, v. p. 100) Lobato Yanes (85, p. 168) recoge la donación que hace Urraca en 1118 a Miguel Cidiz de la villa de Celisca.
BELLIDI testes
Salazar de Mendoza recoge un «Pelayo Bellidiz, Mayordono de Palacio» (Origen, 73)
ANAIA, testes.
Podría tratarse de Pedro Annaiaz que figura en algunas escrituras (por ejemplo el pleito entre Rodrigo González en nombre de Piasca y Fernando Pérez y su esposa la duquesa Elio ca. 1136) como maestro de la reina, arcediano de la catedral de Oviedo o canónigo de la de Santiago.
En la relación de los prestantes de fidelidad a Gelmírez, cita el P, Henrique Flórez un Pedro Anaya (tesorero) y otro Pelayo Anayaz entre los canónigos de Santiago (T. XIX, p. 221 y 260)
Bibliografía
§
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Gordo Molina, Á.; Melo Carrasco, D.
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Tellez de Meneses Diputación de Palencia.
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Pallares
Méndez, Mª C. “Urraca de León”,
https://dbe.rah.es/biografias/4538/urraca-de-leon
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Pallares Méndez, Mª
del C.; Portela Silva, E. (2003): “La
reina Urraca y el obispo Gelmírez. Nabot contra Jezabel” en AA VV: Os reinos ibéricos na Idade
Média: livro de homenagem ao professor doutor Humberto Carlos Baquero
Moreno, Vol. 1, pp. 957-962.
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Rodríguez
López, A. (2018): “De olvido y memoria. Cómo recordar a las mujeres poderosas
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§ Salazar de Mendoça
(1794), Origen de las dignidades de Castilla,
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Oficina de Don Benito Cano.
§ Sandoval, Prudencio de (1792) Historia de los reyes de Castilla y
de León, T. II, Madrid, Oficina de Benito Cano.
§ Sánchez de Mora, A. (2003) La nobleza castellana en la plena Edad Media:
El linaje de los Lara, (ss. XI-XIII) Tesis doctoral, Universidad de Sevilla, Facultad
de Geografía e Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas.
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